Diego Rivera se interesó vivamente en la política y en sus composiciones murales, históricas o simbólicas, resuena la voz de la prédica social-revolucionaria y de la resistencia a la presión extranjera. Otros de los grandes murales que pueden apreciarse hoy en el país son los del Palacio de Cortés de Cuernavaca, y los del Palacio Nacional, en la Ciudad de México, por mencionar sólo algunos.

Los murales que Rivera pintó en México lo hicieron tan famoso que se convirtió, no sólo en jefe de escuela pictórica, sino también en líder político.
MURALES EN ESTADOS UNIDOS
La expresión de su fama llevó a Rivera durante la década de 1930 a exponer su pintura en Nueva York, recibió el encargo de la realización de grandes murales en el Instituto de Artes de Detroit y en el Rockefeller Center de N. York, donde su fresco “Hombre en la encrucijada”. El mural fue destruido por el centro y sustituido por otro de Brangwyn, pero Diego luego lo reprodujo para el
Palacio de Bellas Artes de México.
ULTIMOS AÑOS
Su más ambicioso y gigantesco proyecto, un mural épico sobre la historia de México para el Palacio Nacional, quedó inconcluso a su muerte, acaecida en la Ciudad de México el 25 de noviembre de 1957.
Siempre fue la ambición de Rivera expresar en forma plástica los sucesos, ideas y esperanzas de la Revolución Mexicana. Para hallar un medio adecuado a esta expresión tuvo que experimentar con la técnica del fresco.

Algunas de los murales de Diego Rivera son los que se muestran a continuación:

En esta pintura podemos apreciar un arco y en el interior podemos ver a unas personas en ambos extremos del mismo, las personas visten túnicas largas, algunos se encuentran sentados, algunos otros de pie y 2 más al parecer sobre una nube, en el centro del mural se aprecia un torso de hombre con los brazos extendidos.



Fuerzas subterráneas, 1926. Fresco. Universidad Autónoma de Chapingo. Extemplo, pared este.
Este mural es muy interesante, puesto que se pueden ver las figuras anatómicas y desnudas de 3 mujeres, 2 de ella en posición inclinada y la tercera al centro, en canclillas y con los brazos extendidos lo cual hace notar aun más la parte frontal de su anatomía, de estas tres figuras se desprende una luz muy luminosa, lo que la convierte en la parte más sobresaliente de la obra, a los extremos se lograr apreciar 2 ventanas circulares, por donde podernos darnos cuenta que es una tarde-noche.

En este mural podemos ver a toda clase de personajes, una catrina, un hombre con bastón y combine, señoras con sus ropas de gala, hombres de gabardinas, por otro lado también se pueden ver a los hombres indígenas con sus ropas de manta y sombrero, hombres revolucionarios montados en caballos, indígenas comerciantes, en fin un sin número de personajes, lo que muestra en este mural es la unión de las famosas “clases sociales” reunidas en la plaza central o la alameda, una obra llena de colorido, una clara imagen de lo que es México.
Esta es una de las obras que aun se tienen presentes en el factor Educativo de nuestro país, como es el caso del libro de texto gratuito de sexto grado, en temas como “El S. XX y la Reconstrucción del País”

La aportación de la obra de Diego Rivera al arte mexicano moderno fue decisiva en murales y obras de caballete; fue un pintor revolucionario que buscaba llevar el arte al gran pública, a la calle y a los edificios, manejando un lenguaje preciso y directo con un estilo realista, pleno de contenido social.